domingo, 15 de noviembre de 2009

Falta poco, che!!

Estás ahí, Celeste. Quedaste en la puerta. Mejor dicho, ya la abriste y empezaste a ingresar por el pasillo que te lleva a Sudáfrica.

Por eso, no hay uruguayo que no se pliegue al grito que nace desde dos tribunas del estadio del estadio Ricardo Saprissa de San José de Costa Rica.

El coro se fortaleció con el paso de los minutos, tras el gol de Lugano, con la roja que recibió Asofaifa. Con la pocas ideas que tuvo Costa Rica. Con el golpe casi mortal que significó que Uruguay ganara el primer partido del repechahe en condición de visitante.

Del "soy celeste", al que "hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, no va al Mundial", pasaron segundos. Pero detrás de ellos hay más de tres años de Eliminatorias sudamericanas pesando sobre la espalda. El camino ha sido sinuoso. Difícil. Muchas veces complidado. Y, en algún momento, pareció que hasta desesperanzado. Pero todo eso, ahora, con este empate, quedó en el pasado.

Estás ahí, Celeste. Faltan 90 minutos de esta final, pero nada mejor que empezar así. Arrinconando al rival contra el precipicio de quedar afuera de la próxima Copa del Mundo.

El partido no fue nada fácil. Y tenían razón los que hablaron de la dureza de la cancha, de las dificultades que se iban a presentar para que los jugadores celestes controlaran y pasaran bien la pelota.

En lo que se equivocaron es en plantear que el drama sería en exclusividad para Uruguay, porque ni los celestes ni "ticos" tuvieron facilidades para moverse en el campo de juego, para afirmarse bien, para entregar el balón al compañero mejor habilitado.

Si habrá sido durísimo el partido en ese sentido que el primer tiempo terminó con un jugador lesionado (el costarricense Gilberto Martínez) y casi otro (el uruguayo Diego Godín), como producto directo de las complicaciones que presentó el terreno para los movimientos -y hasta la entereza física- de los protagonistas de ambos conjuntos, no sólo del visitante.

Si bien Walter Centeno trató de fabricar juego relativamente fluido en su equipo, si bien Diego Forlán intentó con su movilidad abrir brechas por parte de la ofensiva de los celestes, fueron muy pocas las pelotas que llegaron limpias. Y cuando lo hicieron, a todos les costó una barbaridad darle potencia y profundidad a sus incursiones atacantes.

Lo mejor, por otra parte, tanto en los en los dueños de casa como en los uruguayos, llegó por medio del juego aéreo.

Así, por ejemplo, cayó el gol de Diego Lugano. Que, hay que describirlo bien, sucedió en forma inmediata a un primer envío que el propio Lugano había cabeceado en el área adversaria y que fue rechazado en la raya.

Igual que los "ticos", que tuvieron su mejor chance dentro de los 45 minutos iniciales, cuando la pelota le llegó por arriba a Bryan Ruiz y éste estuvo muy cerca de transformar en gol gracias al error que cometió Fernando Muslera en su salida.

De todas maneras, pese a la paridad que se presentó en materia de malas entregas, la Celeste fue más incisiva que el conjunto locatario. Así, entonces, Forlán tuvo dos situaciones claras, el "Palito" Pereira fusiló a Navas en una oportunidad y tuvo otro intento luego, Suárez también probó suerte, mientras que a Muslera apenas le llegaron dos remates de los rivales al cuerpo del arquero celeste.

En fin. Quedaste ahí, en la puerta del Mundial, Celeste. Por la enorme entrega que expusieron tus jugadores, sin distinciones de ningún tipo. Por haber vuelto a demostrar tu entereza jugando en el exterior.

Ya pasaron tres años de Eliminatorias y tienen razón los hinchas: "Hay que saltar". El que no lo hace, no va al Mundial.


Ovaciondigital.com.uy

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